28 de julio
Nuevamente nos despedimos Mauricio y yo, él para el sur,
frontera con Thailandia, yo al oeste, a Battambang, en barco, por el lago
Tonlé.
El viaje no empezó mal, como había overbooking, el capitán me
había reservado plaza en el solarium, así que me encaramé al tejado y me eché
sobre las mochilas, sólo iban a ser 6 horas de paseo.
El barco salío del mismo muelle en el que estuvimos ayer, una
hora más tarde de lo previsto, cruza el lago Tonlé y remonta el río que viene
de Battambang, pasando por una multitud de pueblos flotantes en los que reducía
la velocidad, para no desarmar las casas y en su caso, paraba para recoger o
soltar cosas y gentes.
Cuadrilla de mujeres que vienen del campo de plantar arroz. |
Labores |
Estos nidos los he visto en algún documental, creo que son de pájaros tejedores |
Tinglado de pesca, en una punta la red, que se levanta desde la casita |
Creo que es un barco-trillo |
Cuando los de abajo se dieron cuenta que los de arriba íbamos tirados, tomando el sol, empezaron a subir hasta tener que encogerme para dormir un poco.
La incomodidad se acabó en cinco minutos, el tiempo de marcharse todos otra vez para abajo, los de arriba nos conformamos con compartir la lona que cubría las mochilas, no servía de mucho, ya estábamos empapados. Así estuvimos no 6 horas como creíamos, sino 9. También creíamos que el barco pararía en Battambang, pero lo hizo en medio del campo, bajo un aguacero, donde nos esperaban sonrientes conductores de tuktuk ofertándonos hotelitos en la ciudad, nos dejamos querer. Yo y seis franceses, con siete mochilas, en un tuktuk. Nuevo record.
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